
El Salvador se forjo como republica cafetalera en el Siglo XIX, en la cual el café se transformó en el
recurso base de la economía exportadora del país salvadoreño. El cultivo del café se introdujo en El
Salvador por el presidente Eugenio Aguilar en 1846, en los tiempos del presidente Gerardo Barrios se
intensifico dicho cultivo. Es donde surgen apoyos, es decir, reformas para algunas familias que
cuentan con la capacidad de producir el “grano de oro”. Es donde surgen las 14 familias productoras
de café, llamadas oligarcas.
Se introdujo el café en el año de 1846, por el Presidente Eugenio Aguilar, esto estimuló la producción de café con acuerdos proteccionistas para que cultivasen el nuevo producto que contrarrestará los efectos de la caída de la exportación del añil, también establece que el añil ya no era un producto rentable económicamente hablando, razón por la cual se buscó sustitutos a los que llama “frutos de mayor esperanza”, es decir, productos agrícolas que pudiesen exportarse.
El café se posiciona como principal producto de exportación en el gobierno de Gerardo Barrios (1861-1863), el añil ya estaba siendo sustituido por colorantes artificiales. En 1881 el presidente Zaldívar aprueba reformas para la expropiación de las tierras.
Algunas políticas que se siguieron durante la oligarquía fueron el criterio para que una tierra comunal fuese otorgada para fuese cultivada en dos terceras partes de café; en caso contrario, regresaba al Estado. Las municipalidades debían dar árboles de café a sus ciudadanos para que los cultivaran. Un decreto de 1846 daba un tratamiento especial a quien cultivase café otro “fruto de mayor esperanza”, así, aquel que tuviese 5000 árboles de cafeto, no pagaba impuestos municipales durante 10 años, ni impuesto de exportación durante los 7 primeros años y sus trabajadores se encontraban exentos del servicio militar.
Durante la oligarquía los campesinos sufrieron alta explotación y recibían muy bajos salarios. La ración alimenticia que recibía cada mozo era, generalmente, tortilla y frijol. En algunas partes se acostumbraba proporcionarles, además, por la mañana, su taza de café..., el salario que cada mozo tenía, según datos recabados, son 37 centavos diarios. Para el alcalde la manera de vivir de los colonos puede explicarse así: aquellos trabajadores que se dedican exclusivamente a las labores de determinada hacienda, en ella misma se les proporciona un rancho de teja para que instalen su vivienda; pero aquellos que llegan en cuadrillas, por ejemplo, se avienen a vivir en las galeras de las fincas donde se han provisto del trabajo diario.
La oligarquía salvadoreña, formada hace más de un siglo, a través del cultivo y exportación del café; fue una de las etapas por las que paso El Salvador que influyeron para lograr el control del aparato de estado por parte de las familias oligarcas, esto ha logrado asegurar el control económico del país e influir su rumbo político. Estas familias oligárquicas llevan ya entre cuatro y cinco generaciones. Es desde mediados del siglo XIX y a la sombra de las cuantiosas fortunas acumuladas por la producción y exportación del café, que se viene gestando este nuevo grupo social que termina de imponerse por medio de las reformas liberales de finales del siglo XIX.
La oligarquía cafetalera agroexportadora, que vinculada a las reformas liberales de la década de los ochenta, logra determinar el rostro de la nación salvadoreña durante todo el siglo XX. Y sus herederos, en alianza con el capital transnacional globalizado. La oligarquía salvadoreña es el producto histórico de tres procesos sociales que van interrelacionándose: la producción del café, su exportación y su crédito. Alrededor de estas tres actividades económicas se fueron formando núcleos empresariales nacionales y de inmigrantes que gradualmente fueron resolviendo sus contradicciones y fueron unificándose. Estas son las tres grandes raíces que explican el surgimiento de la oligarquía salvadoreña.
Los beneficios para la sociedad salvadoreña se manifiestan en la infraestructura, atención a la población, facilidad de inversión extranjera, creación de instituciones de apoyo al café y el desarrollo de políticas económicas. Gracias a la expansión cafetalera, la economía salvadoreña creció a un ritmo nunca antes imaginado. Pero el crecimiento económico beneficio desigualmente a los diversos sectores de la población. El grupo dominante acumulo grandes riquezas. Además, algunos pocos campesinos e integrantes de la clase media pudieron tomar ventaja del crecimiento económico para mejorar sus condiciones de existencia. En contraste, hubo una tendencia marcada durante el periodo que culmino en la década de 1930 hacia el empobrecimiento de una tendencia marcada durante el periodo que culmino en la década de 1930 hacia el empobrecimiento de un significativo número de población rural y urbana.
Después de la muerte de Gerardo Barrios le sucedió en el gobierno Carlos Meléndez. Los Meléndez y los Quiñónez eran cafetaleros, y abrieron su gobierno a la influencia norteamericana, desplazando definitivamente a los ingleses. Introdujeron el cultivo del algodón, el segundo producto del país, y con él se inició una industria textil. El artesanado urbano, en rápida transformación, había sucedido a los indígenas y campesinos en el liderazgo de las protestas populares. Desde mediados de los años veinte, el sector obrero se situó a la cabeza de las movilizaciones.
Referencias: Colindres (1976). Períodos de la historia económica de El Salvador.
Moreno, (2009). La república del café: la oligarquía en El Salvador.
http://amfs-sansalvador.blogspot.com/2009/02/la-republica-del-cafe-la-oligarquia-en.html
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